Junio 15, 2014
El páramo castellano con su historia polvorienta de ruinas que hoy señorea el trigo, y el mar con sus mitos homéricos, se dan la mano en la última propuesta poética de Miguel Marinas. El poeta-profesor canta lo que se pierde, pero sin acabar de perderse del todo. El río de Heráclito el Oscuro sigue estando ahí, por mucho que cambien sus aguas, que los nombres sean otros. Ildefonso Rodríguez, poeta, prologuista de este libro y amigo del alma y de armas de Marinas, señala con fineza que “la palabra seca se vuelve húmeda, atraca la nave que va por el páramo (como aquella que iba por el desierto, en una aventura del Capitán Trueno) y aparecen ráfagas de lo desaparecido.